En el
último cuarto del siglo XIX, entre las provincias
de Albacete y Murcia se localizaron yacimientos de apatito,
un mineral compuesto por fosfato cálcico que
servía como base para fabricar abonos químicos.
Con objeto de explotar estos filones, bajo presidencia
del profesor Ramón Torres Muñoz de Luna
y con capital belga se constituyó la Sociedad
Anónima de las minas de apatita de Jumilla.
En el ejercicio 1887-1888,
la empresa reclamó cuatro permisos mineros y,
para transformar el apatito en superfosfato soluble,
decidió erigir una fábrica en el caserío
de Minateda situado en la línea Albacete-Cartagena
de M.Z.A. Finalmente, con objeto de
poder llevar a cabo su proyecto, tanto las dependencias
de las minas de La Celia, como la factoría de
Minateda deberían quedar unidas por un ferrocarril.
En breve tiempo, la
compañía belga entabló negociaciones
con M.Z.A. para establecer una estación
en Minateda y, de este modo, descargar sus materiales.
Tras algunas reticencias, M.Z.A. estimó
conveniente la oferta. Disfrutaría de las cargas
mineras y, además, confiaba que el ferrocarril
se prolongase desde La Celia a Jumilla.
Sin embargo, las publicaciones
de la época anunciaban la falta de suscriptores
de títulos de Minas de Apatita de Jumilla
y problemas en la sociedad. Pese a todo, los planes
continuaron. Los belgas solicitaron el camino de hierro
el 20 de noviembre de 1889, recibiéndose su concesión
el siguiente 7 de mayo por 99 años. Tras aceptar
Muñoz de Luna las condiciones, el ferrocarril
fue autorizado para ocupar terrenos de dominio público
el 18 de junio 1890 y en agosto se anunció el
término de las obras y el reconocimiento por
la inspección facultativa.
En estas fechas, los
trabajos mineros fueron mínimos y tras la muerte
de Muñoz de Luna en 1890, conforme con la Estadística
Minera y Metalúrgica de España,
quedaron paralizados. No obstante, en abril de 1891
se redactó el contrato entre M.Z.A.
y la empresa de fertilizantes para combinar los tráficos
y, en julio de este año, quedaron fechados los
planos de planta, alzado y secciones del edificio de
viajeros de Minateda.
Detenida la explotación,
Minas de Apatita de Jumilla fue disuelta
en asamblea general de 5 de enero de 1892. Mientras,
M.Z.A. decidía acometer el apartadero
de Minateda con el fin de facilitar el cruce de circulaciones
entre las lejanas Hellín y Agramón. Pero,
en mayo de 1892 al intentar acometerse la residencia
de los empleados de movimiento, M.Z.A.
encontró que en este terreno se encontraba la
fábrica de abonos ocupada por los obreros que
reclamaban sus sueldos a la empresa minera.
La sociedad
anónima de Abonos Químicos de Minateda,
con domicilio social en Mons (Bélgica) y gerencia
en Hellín, en 1895 retomó el negocio del
apatito. Por su parte, tras abandonar los obreros su
encierro, M.Z.A. concluyó la
estación de Minateda y en el ejercicio de 1896
quedó abierta a los tráficos de viajeros
y mercancías en el kilómetro 359,512 de
la línea de Cartagena.
Poco sabemos del ferrocarril
del apatito. Dotado de carril Vignole, tenía
una longitud aproximada de 11.800 metros en ancho de
60 centímetros, ceñido al terreno y sometido
a moderadas curvas. Sin recurrir a obras de fábrica
de magnitud, había siete tajeas y dos puentes
mínimos, excavándose una trinchera de
950 metros con una profundidad media de seis metros.
Para ser aceptada en los reconocimientos por la autoridad,
precisó de dos locomotoras belgas, de incierto
rodaje, construidas en 1888 por la Société
Anonyme des Usines Metállurgiques de Turize.
Sin embargo, todo indica
que las minas y el ferrocarril del apatito no funcionaron.
Tenemos varios medios para validar nuestra hipótesis.
En primer lugar, desde 1890 las fuentes mineras no mencionan
minas o fábricas de abonos activas en Albacete
y Murcia. Por otra parte, el archivo de la Fundación
de los Ferrocarriles Españoles cuenta
con varios expedientes relativos a Minateda y al transporte
de abonos y materias destinadas a su elaboración.
Examinados los documentos podemos comprobar que, con
las primeras detenciones de locomotoras en Minateda,
un comerciante de metales solicitó permiso para
embarcar 700 toneladas de material y efectos de hierro
depositados en la estación. Útiles que
formaban el armazón del edificio sin concluir,
destinado al lavado y trituración de minerales.
Estas expediciones, se prolongaron hasta bien avanzado
el año 1899.
En octubre de 1901
quedó abierta la carretera de Jumilla a Minateda
y la Cámara Agrícola de Jumilla, localidad
desatendida de ferrocarril y ubicada a veintiséis
kilómetros de Minateda, prometió generosas
mercancías para que el apartadero alcanzase la
categoría de estación; pero en ningún
caso, se mencionan cargas mineras. Además, hay
un expediente de M.Z.A. fechado en
1906 donde un comerciante de Novelda pide analizar apatito
en el laboratorio de la compañía férrea
para intentar explotar las minas. Una vez sometido a
pruebas, M.Z.A. contestó que
la muestra poseía algo de fosforita, pero no
debía considerarse como útil para beneficiar
abono. Finalmente, hay otro expediente de M.Z.A.
relativo a las tarifas sobre los tráficos de
abonos. En él pueden consultarse las expediciones
de este producto en las estaciones de M.Z.A.
y podemos comprobar que Minateda no facturaba cantidad
alguna.
La bondad del mineral,
siempre ensalzada por los promotores del subsuelo, fue
la causa del fracaso de todo el proyecto. En 1908, los
informes de la Estadística Minera y Metalúrgica
de España, concedían a las minas
de La Celia un mínimo contenido en fosfato de
cal con relación a otros yacimientos. Respecto
al ferrocarril que, a nuestro juicio nunca funcionó,
nuestros compañeros Gómez Martínez
y Covés Navarro, sitúan su desmantelamiento
en los años de la Gran Guerra. |