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ARTÍCULOS Y REPORTAJES

EL FERROCARRIL DE
CASTILLEJO A TOLEDO
A. Tomás del Pozuelo, J. C. López Peco y C. Torres (31/05/2006
Fotografía: A.A.F. Toledo 

 
La Estación de Toledo
 

El proyecto de la primitiva estación de Toledo aparece firmado por Eusebio Page el 7 de mayo de 1857 con un edificio de viajeros, muelles para mercancías y cocheras para máquinas y carruajes, concibiéndose como estación de paso con el edificio de viajeros a un lado de las vías. La estación fue clasificada de primer orden a pesar de prestar solo servicio al ramal Castillejo-Toledo ya que la pretensión de sus promotores era prolongar la línea hasta Talavera, Cáceres y Portugal.

Primitiva estación y detalle de las obras de la nueva estación. (F.F.E. - Archivo fotográfico A.A.F.T.)
Primitiva estación y detalle de las obras
de la nueva estación.
(F.F.E. - Archivo fotográfico A.A.F.T.)

El edificio de viajeros, levantado en ladrillo, constaba de un cuerpo central de dos pisos con dos pabellones laterales de planta única, de corte sencillo y clásico, contando como únicos elementos decorativos los contornos de puertas y ventanas, ejecutados en tono claro. El andén principal estaba protegido por una austera marquesina de estructura metálica.

En 1867 se derriba una de las dos naves de cocheras y un año después se suprimen algunas vías, lo que dejaba claro las nulas intenciones de la Compañía por ampliar el ferrocarril.

Esta situación motivó que la estación de Toledo quedara fuera de los grandes proyectos de mejora de las estaciones que acometería la Compañía a partir de los años 80 del siglo XIX.

Es en 1912 cuando MZA inicia el proyecto de reforma de la estación, ante la presión de los toledanos por disponer de una estación en consonancia con la monumentalidad de la ciudad, después de que el Rey Alfonso XIII, en una de sus visitas a la Ciudad Imperial, hiciese algunas observaciones a las autoridades locales sobre lo poco adecuada que resultaba la estación para la ciudad.

Vista panorámica de la estación de Toledo hacia 1960. (Archivo fotográfico A.A.F.T.)
Vista panorámica de la estación de Toledo hacia 1960. (Archivo fotográfico A.A.F.T.)

El proyecto sobre la nueva estación es encargado al arquitecto de la Compañía, Narciso Clavería y de Palacios perteneciente a la Escuela de Madrid, que eligió un estilo neo-mudéjar muy acorde con la ciudad y que concluiría con el singular perfil historicista que mantiene hasta la actualidad.

Esta corriente neo-mudéjar también se aplicaría a otras estaciones como Sevilla-Plaza de Armas, Jerez de la Frontera, Huelva-Término o Aranjuez, por citar algunos ejemplos.

También son obra de Narciso Clavería y de Palacios la denominada Estación de Madrid de Linares, situada en el Paseo de Linarejos y la estación de Algodor, distante apenas 15 km de la de Toledo.

La construcción se inicia en 1914 estando al frente de la dirección el ingeniero Ramón Peironcely, empleándose con profusión el ladrillo, la piedra y el hierro combinados en grandes y elegantes elementos decorativos. Las obras, que tuvieron un coste superior al millón de pesetas, fueron inauguradas el 24 de abril de 1919.

No hubo una inauguración al uso (solemne y con presencia de personalidades) de la nueva Estación de Ferrocarril, pero la casualidad hizo que aquel 24 de abril de 1919 los participantes del I Congreso Nacional de Medicina que se celebraba en Madrid, dedicaran esa jornada a visitar Toledo en medio de sus sesiones de trabajo, contando con la presencia de Marie Curie y su hija Irene, siendo recogida por las periódicos de la época (ABC, de 25 de abril de 1919, páginas 9 y 11).

El edificio de viajeros está compuesto de un pabellón central de una sola planta que acoge el vestíbulo iluminado por cinco grandes ventanales de inspiración gótico-mudéjar, y dos cuerpos laterales adosados de dos plantas cada una y de menor altura. La planta baja destinada a las dependencias de servicio (facturación, despachos, archivo), salas de espera (de 1º, 2º y 3ª clase) y fonda, reservándose la superior para las viviendas de los empleados.

Completa el edificio una esbelta torre adosada a uno de los extremos, que imprime al conjunto una singular apariencia de iglesia.

El resultado es un edificio neomudéjar, lleno de detalles cromáticos, celosías y cerámicas. La fachada exterior presenta un zócalo de granito que sirve de base a un primer nivel en el que predomina la piedra, empleada tanto en sillares como en mampostería, completando su altura con la integración de la mampostería de piedra, dispuesta en cajones con verdugada de ladrillo.

La destreza en el uso del ladrillo queda de manifiesto en los diferentes juegos geométricos que se pueden observar por todo el edificio:

  • Dientes de sierra y cruces de San Andrés.
  • Arcos polilobulados y abocinamiento en las ventanas.
  • Almenado dess los extremos de los dos cuerpos laterales.

Mención aparte merece la torre, con sus cinco cuerpos de diferentes alturas, totalmente ornamentada a base de juegos geométricos de ladrillo, arcos entrelazados y piezas cerámicas, rematada por un tejado cerámico a dos colores y cuatro aguas, y como remate final un cuerpo prismático a modo de torreoncillo.

La torre también destaca por su inusual altura en un edificio de uso civil. Si bien en algunas construcciones de este tipo es posible observar estructuras similares, éstas suelen ser de dimensiones más modestas a modo de torreones.

Otra característica distintiva, es la presencia de un reloj que en vez de presentar una o dos esferas, como suele ser lo habitual, presenta cuatro, una por lado, resuelto por un ingenioso mecanismo de relojería.

El conjunto de edificios se completa con los retretes, muelle del pescado y transformador eléctrico, construidos en consonancia con el edificio principal.

En la construcción trabajaron algunos de los artesanos locales más reconocidos del momento.

  • Julio Pascual Martínez: Forja de apliques, farolas, lámparas y rejas exteriores.
  • Cristino Saravilla: Espejos tallados del Salón de Honor.
  • Ángel Pedraza: Azulejería y alicatado.
  • Antonio Dorado y Eduardo Rivero: Albañilería artística.
La estación de Toledo en la actualidad. (Archivo fotográfico A.A.F.T.)
La estación de Toledo en la actualidad.
(Archivo fotográfico A.A.F.T.)

Del vestíbulo destacan el despacho de billetes realizado en madera tallada, forja y alicatado, las vidrieras, el artesonado del techo, los alicatados y las ocho lámparas realizadas de hierro forjado por el artista toledano Julio Pascual Martínez.

En la sala de espera, los alicatados que como todos los de la estación fueron realizados por el ceramista toledano Ángel Pedraza. Todo el pavimento del edificio es de cerámica cromática.

Para realizarlas se inspiró en yeserías antiguas mudéjares de distintos edificios de la ciudad: Santa María la Blanca, Sinagoga del Tránsito, Casa de Mesa, Sala Capitular de la Catedral y las del Palacio de los Condes de Fuensalida.

Para conseguir el máximo efecto historicista se ocultaron los necesarios elementos industriales (puntales, cerchas, rasillas, cemento, hormigón, etc.) con soluciones encargadas a hábiles artesanos, corriendo a cargo de la albañilería artística Antonio Dorado y Eduardo Rivero.

En el Salón de Honor, los cubre-radiadores en los que aparece grabadas en dorado las iniciales MZA, anagrama de la Compañía ferroviaria a la que pertenecía el Ferrocarril. Los grandes espejos tallados por Cristino Saravilla y el revestimiento en seda bordada de las paredes, sin olvidar la azulejería y los estucos que adornan los alfices de todas las puertas.

Este Salón de Honor, reservado en un principio para el descanso del Rey en sus visitas a la ciudad y como lugar de recepción a las autoridades, desempeña actualmente un uso muy alejado de las funciones que desarrolla una estación de ferrocarril ya que después de la Guerra Civil se reconvirtió en capilla para dar servicio religioso al Barrio de Santa Bárbara, función que sigue desempeñando en la actualidad todos los domingos y fiestas de guardar.

El valor estético, artístico y arquitectónico de la Estación de Toledo mereció muy pronto un reconocimiento con un monográfico dedicado en la toledana Revista Semanal de Arte, editada el 15 de mayo de 1920, hasta culminar en su declaración como Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento por Decreto 232/91, de 26 de noviembre (DOCM nº 95, de 18 de diciembre de 1991), al amparo de la Ley 16/1985, de 25 de junio de 1985, del Patrimonio Histórico Español.

El alcance de esta figura de protección del Patrimonio se extiende a todo el recinto incluidos los jardines, la verja exterior y los edificios de retretes, transformador y muelle de pescadería.

Folleto conmemorativo del 75 Aniversario de la Estación de Toledo (24 de abril de 1994).
Folleto con los actos del 75 aniversario de la estación, organizados por la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Toledo.

Durante la guerra civil la estación sufrió un impacto de un obús en la parte superior de la torre, que fue reparado a finales de los años ochenta cuando se acometieron obras de modernización que consistieron en el recrecido de los andenes para facilitar el acceso a los trenes y que supusieron la sustitución de las farolas originales de forja situadas en los andenes por otras de tipo fernandino.

Unos años antes, tiene lugar el retranqueo parcial de la verja y el desvío del culatón final para permitir la duplicación de la calzada del Paseo de la Rosa y dar servicio al nuevo puente de Safont.

La tercera modificación de importancia tiene lugar con motivo de las obras de construcción de la nueva línea de alta velocidad (2003-2005), en las que, a la vez que se adaptan los andenes al nuevo ancho de vía, se procede a un nuevo retranqueo de la verja, al desmantelamiento de toda la playa de vías y a la demolición de las instalaciones de los muelles para la construcción de un aparcamiento. Estas actuaciones se complementaron con el saneamiento general del edificio y marquesina.

La última intervención tiene lugar en el año 2016 con el saneamiento integral del tejado y de las bajantes pluviales, completada con la sustitución de los elementos cerámicos que, alternando en colores blanco y verde, coronan la cornisa del edificio.

Con motivo de su 75 años, la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Toledo en colaboración con Caja Castilla-La Mancha, RENFE, Museo Nacional Ferroviario, Fundación de los Ferrocarriles Españoles, Ferretería "La Rosa" y el Exmo. Ayuntamiento de Toledo, organizó una serie de actos que se desarrollaron los días 23 y 24 de abril de 1994 en los que se descubrió una placa conmemorativa junto a la entrada del vestíbulo, hoy en día desalojada.

 

 
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