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ARTÍCULOS Y REPORTAJES
CASTILLA-LA MANCHA: ESTACIONES DE PASO
Publicado en la Revista del Ministerio de Fomento nº 553 (julio - agosto de 2006)
Reproducción autorizada
Macarena Herrera Lorenzo. Fotos: José Caballero y FFE (19/12/2006)

 

Ciudad Real, del nudo de Alcázar al AVE

La formación de la red ferroviaria en Ciudad Real arrancó en 1854 con la línea Aranjuez-Almansa, una obra que supuso la construcción de la estación de Alcázar de San Juan, primera de la provincia. Esta localidad se convirtió desde el inicio en un nudo clave de comunicaciones ferroviarias, ya que, además de servir de paso para la línea a Levante, de allí arrancarían las líneas que prolongarían la ruta desde Madrid hacia el sur y el suroeste.

Alcázar de San Juan, principal nudo ferroviario de la región, es un ejemplo de estación con disposición en isla

En 1861 se inauguró la línea de MZA hasta Manzanares y Ciudad Real, y cinco años después se abrirían las líneas Manzanares-Córdoba y Ciudad Real-Badajoz, ésta construida por la Compañía del Ferrocarril Ciudad Real a Badajoz, absorbida por MZA. Hacia 1880 quedó completada la red provincial con las líneas Madrid-Ciudad Real, Ciudad Real-Badajoz, Valdepeñas-Puertollano y Puertollano-San Quintín y Puertollano-Peñarroya, así como las de vía estrecha de la cuenca minera de Puertollano. Este esquema se mantuvo con pocas variaciones durante buena parte del siglo XX.

La llegada de la alta velocidad en 1992 convirtió a la línea Madrid-Sevilla en la principal de esta provincia, desde entonces la única de España con dos estaciones del AVE (Ciudad Real y Puertollano) hasta que Zaragoza compartió esa distinción. Esta infraestructura, realizada a costa del desmantelamiento del tramo Parla-Ciudad Real de la línea Madrid-Badajoz, convive ahora con una red convencional que mantiene su extensión y que sirve tanto a largas distancias como a trenes regionales, aunque su número de estaciones se ha reducido en más de una veintena.

Alcázar de San Juan no sólo fue la primera estación provincial, sino que desde sus orígenes asumió un papel relevante como centro de arranque de las líneas a Andalucía y Extremadura. Esta importancia aconsejó ya en 1863 ampliar el edificio de viajeros provisional (un rectángulo de 42x10 m, de una planta), alargando su longitud para ampliar las salas de espera e instalar un café-fonda, además de una marquesina en la fachada del pueblo. En 1889 se elevó en doble planta, siguiendo una traza neoclásica y elegante, y se construyeron aseos independientes. Este edificio, que cierra la avenida de acceso a la estación, es el que, tras sucesivas reformas, conforma el actual pabellón de ingreso, de tres cuerpos de ladrillo visto rojizo con azulejería en la fachada, con vestíbulo, taquillas, oficinas y locales comerciales.

Pabellón de acceso de la estación de Alcázar de San Juan, con la escultura dedicada al Guardaagujas

Frente a él, un complejo matriz en isla, aislado por las vías y al que se accede por un paso subterráneo, con una serie de edificios alineados, entre ellos el principal (con sala de espera, facturación y recogida de equipajes, correos, policía, puesto de mando, etc.), el café-fonda (una joya decorativa, con un impresionante zócalo de azulejos de 1873 que refleja mil pasajes del Quijote) y los urinarios.

Fonda de la estación de Alcázar de San Juan, actualmente cerrada

Este complejo, remozado a principios de los años 80 del siglo XX, está cubierto por marquesinas formadas por columnas y piezas de fundición que son una réplica de las instaladas por MZA en 1861. El pabellón de acceso y el complejo matriz están protegidos por ley. Esta estación, de la que ya han desaparecido los talleres de reparación, continúa siendo hoy en día la de más número de viajeros de toda la comunidad, tanto de términos como transeúntes.

Complejo en isla de Alcázar de San Juan

Si Alcázar es la estación más antigua de la provincia, Ciudad Real Central es la más moderna, ya que se inauguró en 1992 para el AVE Madrid-Sevilla. Conforma un pulcro y moderno complejo a las afueras de la ciudad. De tres alturas, su seña de identidad es la marquesina metálica que, apoyada en dos columnas, cubre la entrada en chaflán, así como su enorme vestíbulo, cubierto por un lucernario alargado en forma de pirámide. Se construyó sobre la estación de MZA que durante 125 años dio servicio a la ciudad, que a partir de 1879 contó con una segunda terminal, la estación nueva, aún en pie, del directo Madrid-Ciudad Real.

Fachada de la estación Ciudad Real Central

La estación de MZA, de segunda clase, fue proyectada en 1863 para reemplazar al edificio provisional y terminada en 1880, con sus muelles y urinarios independientes. El edificio original, rectangular de dos plantas, superficie de 450 m² y fachadas de ladrillo visto con cubiertas de pizarra, se fue adaptando a las necesidades del ferrocarril con sucesivas modificaciones, entre ellas la ampliación de 1884, que alargó el edificio, creó viviendas para el personal ferroviario y nuevos muelles. Las cocheras se derribaron en 1944.

La estación de MZA de Ciudad Real estuvo en servicio hasta el año 1992

Puertollano, epicentro de la cuenca hullera, también construyó en 1992 una nueva estación del AVE para reemplazar a la antigua. Ésta, fechada en 1864, era el centro neurálgico de las líneas hacia las minas, por lo que su tinglado ferroviario incluía una gran terminal de carga dotado de muelles, lavadero central y demás instalaciones industriales, hasta donde llegaban líneas con cuatro anchos de vía diferentes. La estación moderna no guarda relación con la vieja. Su rasgo más acusado es su fachada, con dos enormes columnas de ladrillo visto que enmarcan la entrada a la estación, en una composición rectilínea y austera sin concesión al detalle.

Fachada de acceso de la estación AVE de Puertollano

Otras estaciones destacadas son Valdepeñas y Manzanares, del último tercio del XIX y renovadas en el primer cuarto del XX, que incorporaron bodegas y fábricas en sus aledaños, especialmente la primera. Valdepeñas se compone de un edificio rectangular de dos plantas al que se añadieron en 1917 dos cuerpos laterales de una planta, que sobresale por su doble marquesina a lo largo de todo el edificio según diseño de MZA: cerchas de hierro laminado sobre columnas de hierro fundido en los andenes y sustentada sobre ménsulas con perfiles de hierro en el lado ciudad.

Fachada lado ciudad de la estación de Valdepeñas

Manzanares, con un pabellón de acceso enfrentado a otro en isla como en Alcázar de San Juan, luce sendos edificios de una sola planta, alargados, con recercado azul de ventanas, puertas y esquinas en contraste con el blanco dominante. Este rasgo colorista se repite en otras estaciones provinciales como Daimiel –ésta con una marquesina metálica protegida por ley–, Guadálmez-Pedroches, Venta de Cárdenas o Cañada de Calatrava.

Estación de Daimiel con los coleres típicos de las estaciones de la zona

El recorrido por Ciudad Real no puede concluir sin una mención a la estación de Río Záncara, cerca de Tomelloso, construida en 1929, un prototipo de MZA similar a la de Minaya (Albacete), de estilo historicista, con parte de sus instalaciones bajo protección de la Ley de Patrimonio Histórico. El edificio de viajeros es una construcción maciza de dos plantas a base de muros fragmentados de ladrillo, con tejado a dos aguas coronado por crestería de cerámica y un molino metálico en un extremo, que impresiona por el concienzudo trabajo en el ladrillo visto de las fachadas, un estilo que comparten el edificio de urinarios y la torreta de señales.

 
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