El Tribunal Supremo señala que
ejecutar la clausura conlleva un perjuicio de difícil
reparación para los intereses de las localidades
afectadas
La Sala de lo Contencioso-Administrativo
del Tribunal Supremo. Sección Tercera ha adoptado
que la clausura del tramo ferroviario entre Tarancón
y Utiel, acordada el Consejo de ministros, conlleva un perjuicio
de difícil reparación para los intereses de
las localidades recurrentes y, en consecuencia, dicta su
suspensión cautelar.
La Plataforma en Defensa del Ferrocarril
de Cuenca valora de forma positiva esta suspensión
y, además, aclara que de la lectura de las alegaciones
que realiza la abogacía del Estado, se desprenden
varios hechos. El primero, el criterio exclusivamente economicista
que arguye el ministerio de Sánchez -Transportes,
Movilidad y Agenda Urbana- para suspender las obligaciones
de servicio público e iniciar el desmantelamiento
de una infraestructura. Un procedimiento inédito
en España, en los últimos cuarenta años,
y que no se aplica a otras relaciones ferroviarias que presentan
similar deterioro y peores resultados que los ofrecidos
por la línea de Cuenca “ocupación media
del 20% de las plazas ofertadas”. Para quienes arguyen
este brutal recorte en los servicios públicos, criterios
de ordenación del territorio, de cohesión
social o de oportunidades futuras para desarrollar los territorios
más desfavorecidos son obviados. En segundo término,
se desprende que no existe ningún Plan X (por o equis)
Cuenca, porque no se menciona este, con lo cual nos enfrentamos
ante una entelequia sin planificación sobre la movilidad
algunas, solo el ánimo de algunos de recortar lo
público o de disponer de oportunidades de negocios.
En otro sentido, la abogacía del Estado parece desconocer,
posiblemente de forma deliberada, que el “Protocolo
de Actuación” de 25 de mayo de 2022 es una
mera declaración de intenciones, como aclaró
el ministerio de Transportes y que, además, ADIF
ha incumplido el convenio suscrito con la Diputación
y Ayuntamiento de Cuenca el 16 de septiembre de 2022.
Respecto a las actuaciones acometidas por
ADIF, desde la excusa de Filomena para suspender el servicio
ferroviario, nadie puede negar que se ha limitado a cerrar
la estación de Cuenca, lo que ha generado una brecha
urbana de dos kilómetros que parte la ciudad, y,
asimismo, a arrasar con instalaciones de seguridad necesarias
para la explotación ferroviaria.
Respecto a los puestos de trabajos asociados
a la línea, la abogacía del Estado, de manera
cínica, alega que “de acogerse esta petición,
podría darse el caso que esta medida de suspensión
fuera en contra de los intereses de los propios empleados”.
Una afirmación gratuita a la que, con la adopción
de medidas cautelares solo puede responder Adif, inmediatamente,
con la reversión de sus actos y con responsabilidades
económicas, por el hecho objetivo de que varios trabajadores
han sido trasladados de forma forzosa y otros han debido
abandonar la empresa por las condiciones gravosas impuestas
por Adif.
Por tanto, además de la medida cautelar
ya adoptada, se precisa que, como demanda el presidente
Sánchez, se establezca el diálogo entre el
MITMA, el ministerio de Raquel Sánchez, con las personas
y localidades afectadas. Es preciso, en breve, restituir
las obligaciones de servicio público ferroviario,
suspender y revertir cualquier obra que afecte o haya afectado
a la infraestructura del ferrocarril y, del mismo modo,
la vuelta de los trabajadores a los puestos que desempeñaban.
Estamos, sin duda, ante el recorte más
grave en el ferrocarril español desde hace décadas.
Algunas de las personas que iniciaron esta agresión
a los servicios públicos ya han sido cesadas, de
otras, que acordaron este plan de desmantelamiento, se tiene
que exigir responsabilidades al más alto nivel.
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